Los utielanos, al día siguiente de recibir al peregrino y su valiosa carga, comprobaron, llenos de asombro, que la imagen carecía de un brazo, milagro que confundió, simultáneamente, a los vecinos de Cullera cuya Virgen, de la noche a la mañana, gozaba de dos en perfecto estado.
A las afueras de la población, en el agreste paraje de sierra Negrete, Juan de Argés construyó con sus propias manos la ermita que albergaría la efigie original -destruida en la guerra civil de 1936-, que a poco de arribar a Utiel, concretamente el 17 de mayo de 1558, año de gran sequía, atendió la primera rogativa del vecindario, prodigando sobre los cultivos de la comarca abundantes lluvias. A raíz de ese hecho y después de sortearse por tres veces consecutivas su advocación mariana, la Virgen fue denominada del Remedio, aunque los utielanos suelan adjudicarle diversos nombres: la Serranilla, María de Utiel, Virgencica del Remedio o Virgen de la Vendimia.
La existencia de diversos gozos compuestos por autores varios en épocas distintas, atestiguan, por otra parte, la fe en esta tradición y el poder milagroso de la Patrona de Utiel. Uno de ellos dice así:
"Pues sois, Virgen del Remedio, de Utiel serrana graciosa con Dios tenemos buen medio siendo Madre Piadosa. De Cullera en la Marina un ermitaño os halló y a la sierra os trasladó por inspiración divina, a donde Dios le encamina para haceros más famosa."
FIN