Antes de iniciar la excursión nos aseguramos que llevamos la cámara de fotos y el bocata.
Partimos de la bolera en el centro de Cidad y tomamos la carretera hacia Manzanedillo. Tras caminar unos dos kilometros llegamos a Manzanedillo y enlazamos con el GR99, que es una ruta que recorre el Ebro desde su nacimiento en Fontibre hasta su desembocadura.
Avanzamos por
la pista subiendo ligeramente hasta llegar a una división de la pista. La GR99
nos marca hacia la izquierda, camino de Rioseco, pero nosotros tomamos la pista que
sube de frente hacia arriba. Más adelante la pista se vuelve a dividir y tomamos la que
asciende ligeramente hacia la izquierda.
A partir de este momento comienza la zona mas dura de todo el recorrido. La pendiente va aumentando progresivamente hasta poner a prueba nuestro aguante. Según avanzamos y vamos tomando altura, las vistas hacia la izquierda van siendo mas espectaculares, divisando casi todo el Valle de Manzanedo.
El camino por momentos es una alfombra de piedras sueltas. A media ascensión, se vuelve a bifurcar la pista, debiendo seguir la que sale hacia la derecha y que asciende hacia los molinos. Esta subida es un continuo repecho y falsos llanos hasta llegar a un punto en el que la pista gira bruscamente a la derecha cuando ya parece que llegamos a los molinos. Un poco más adelante podemos subir al punto más alto de la Sierra de Tudanca, donde se encuentra un buzón.
Cruzamos por la pista la cresta de la sierra y tras bajar unos metros, tomamos la pista que parte a la izquierda hacia los eolos. Según nos acercamos a estos gigantes de 30 metros, empezamos a escuchar su característico zumbido intermitente.