En un paseo por el pueblo podemos encontrar la antigua casa de concejo, donde los moradores de Tudanca discutían y acordaban de sus asuntos como tenían por costumbre tras tocar a concejo a campana tañida.
Un poco más arriba podemos ver alguna casa que aún conserva restos de la hornera en la que cada vecino cocía su pan y un dujo encima de la puerta de entrada de la casa.
Allí nos encontramos con Félix, antiguo pastor, que nos da a conocer todo lo que él conoce acerca de Tudanca. Nos cuenta cómo Tudanca no tenía potro y cuando había que herrar se desplazaban al potro de Ahedo. Tampoco tenía, pese al cercano paso del Ebro, ningún molino por lo que cuando tenían que moler debían desplazarse a cualquiera de los dos que había en Tubilleja.
Abajo, ya en la campa junto al río, encontramos el bar, que antiguamente era la escuela del pueblo. Adosada a él y en la parte de atrás se ha habilitado el consultorio médico.
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