Sus calles empedradas y la incesante rehabilitación y reformas en las casas del pueblo, hace que Tudanca conserve la arquitectura rural de la zona. Junto al Ebro crecen chopos, álamos, alisos, sauces, tilos y arces. En Tudanca todavía se pueden encontrar rastros de las ultimas nutrias que quedan.
Antes de llegar al pueblo ya podemos ver la belleza de lo que nos espera. El pueblo escondido tras los chopos entre la Sierra de Tudanca y el Ebro separado por unas magníficas campas.
Algunas de sus casas aún conservan escudos y adornos de otros tiempos en los que vivieron en Tudanca escribanos y otras importantes personas.
A la entrada del pueblo divisamos el juego de bolos con las tres cureñas y a la derecha la Iglesia.
Un recorrido por el pueblo nos hace descubrir bonitos pasos entre casas como los que podemos ver en estas dos fotografías.
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