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En 1752 hay en San Miguel un molino harinero sito sobre las aguas del río Landrabejos, hoy en día llamado Trifón, que sólo muele la mitad del año y pertenece la tercera parte a Tomas de Rosales, otra a Lucas González, y la otra tercera parte por mitad a Dionisio y Pedro de Rosales vecinos de San Miguel, que le tienen arrendado a dicho Pedro de Rosales en 3 fanegas de pan mitad trigo y cebada y a éste le quedan de útil por su industria al año 30 reales.

Al igual que en todo el Valle, en San Miguel también había apicultores. En este caso, el principal era el cura, ya que poseía 9 de las 15 que había en el término. Otras 3 eran de Pedro González y las otras 3 de Tomas de Rosales. Cada pie de colmena producía al año 3 reales.

Además de la agricultura, otro pilar en la vida de sus vecinos era la ganadería. En San Miguel había bueyes de labranza, novillos, carneros, ovejas, borros y borras, cabras, chivos, chivas, cerdos y cerdas, para el consumo de las casas. También había 2 caballerías, una la tenia el cura, Don Andrés Sanchez y la otra Pedro González para el gobierno de sus casas, además de 3 caballerías menores que tiene un hijo mayor de Dionisio de Rosales que se dedica a la arriería y por lo que ganaba anualmente unos 900 reales al año.

Estos animales estaban repartidos entre los 18 vecinos y una viuda que vivían en 1752 en San Miguel. Hay que entender como vecino únicamente al cabeza de familia por lo que se entiende que había 18 familias con sus hijos y una viuda posiblemente con los suyos. Estos vecinos vivían en las 29 casas habitables del pueblo ocupando algunos vecinos dos "a causa de ser pequeñas". También había 2 arruinadas de las que sólo quedaban los cimientos.

San Miguel contaba por aquel entonces con taberna, panadería y mesón, en los que se consumían unos 60 cántaras de vino al año, que se solía arrendar en 22 reales aunque en ese año no se había arrendado por no haber postor, por lo que la llevaban por vez los vecinos.

Además del hijo de Dionisio de Rosales que era arriero, también había un tejedor, Pedro Martínez, el cual calculan ganaría 2 reales diarios en su trabajo. Este además era labrador. Había también vecinos que se dedicaban parte del año a la cantería y el resto del año a cultivar sus labranzas. Estos vecinos eran: Tomas de Rosales, Sebastián González, Manuel García, Antonio González, Gregorio de la Peña, Simón de Rosales, José García, Sebastián Fernández, Andrés Bueno, Manuel de Rosales y Narciso Martínez que calculan los peritos ganarían 4 reales diarios.

Y por ultimo estaban Pedro González, Francisco Martínez, Julián de Rosales y Lucas González que únicamente eran labradores. Dionisio de Rosales y Tomas Bueno eran tambien labradores pero mayores de 60 años. También había una pobre de solemnidad llamada Maria Martínez.

 

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