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Vamos a ver cómo era San Miguel hacia 1752.

El interrogatorio se realiza en San Miguel el 10 de Septiembre de 1752, por el señor Don Felipe López de Irús. Ante él comparecen Tomas de Rosales, Narciso y Pedro Martínez, Andrés Bueno, nombrados peritos por el regidor, para contestar a las 40 preguntas del interrogatorio. Está también presente Don Andrés Sanchez, cura beneficiado de San Miguel.

San Miguel en 1752 era realengo, pertenecía al Rey, al igual que los demás pueblos que formaban el Valle de Manzanedo (Cidad, Vallejo, Arreba, Crespos y Población estaban dentro del Valle de Hoz de Arreba que pertenecía al Marques de Cilleruelo). Es a Su Majestad a quien pagan los Derechos Reales. Todos los pueblos del Valle de Manzanedo pagaban conjuntamente mediante un encabezo al rey. A San Miguel le correspondía pagar: de sisas 99 reales, de Alcavala 518 reales y 157 reales de centena. De servicio ordinario y extraordinario le correspondía pagar 5 reales de vellón por cada vecino del pueblo para pagar dicho Encabezo.

Tenía una superficie de levante a poniente como cuarto y medio de legua (2.089 metros), y del norte al sur poco más de media legua (2.786 metros), y de circunferencia como cinco cuartos de legua (6.965 metros). Confronta a cierzo (norte) con los lugares de Cueva y Peñalba, solano (este) el de Cidad, ábrego (sur) con el de Vallejo y Arreba, regañón (oeste) el de Consortes.

En el término de San Miguel había robles, olmos, nogales, ciruelos, manzanos, que daban poco fruto. Y los valoraban así: el roble 12 maravedis, el olmo 2 maravedis y el nogal medio real, y al ciruelo y manzano no se les regulaba útil por no llegar a sazonarse el fruto.

También había 26 fanegas de tierra de primera calidad, 66 de segunda y 11 de tercera, y como 2 o 3 fanegas que no fructifican por ser herías por naturaleza. Y de montes, terreros, peñas y campos, como 100 fanegas y una era segadera. En estas tierras labrantías, los vecinos de San Miguel plantaban trigo, centeno, habas, cebada, yeros, legumbre, avena y lino.

Cada fanega de sembradura producía:
La de primera calidad, el primer año 4 fanegas y media de trigo, el segundo 4 fanegas y media de habas, y el tercero otras 4 y media de comuña o centeno, y el cuarto descansa.
La de segunda calidad, el primer año, 3 fanegas de trigo. Y el segundo 3 de cebada o avena, y el tercero descansa.
La de tercera calidad el año que produce es 2 fanegas de centeno.
Y por lo tocante a las herías por naturaleza, campos y montes no producen mas de pastos para los ganados, y el pedazo de heras se regula su útil en 12 reales.

Y no solo había que labrar la tierra para subsistir sino que había que pagar el diezmo, que era de cada 10 fanegas una. Había diezmos mayores, y menores o de San Juan, que incluían las crías, queso, lana y demás. La tercera parte de todos los diezmos se los llevaba el Arzobispado de Burgos y las otras dos partes Don Andrés Sanchez, el cura beneficiado de San Miguel. Don Andrés, además percibía las primicias (antiguo tributo de los primeros frutos de la tierra que posteriormente se estableció en una cantidad fija de celemines). Cada vecino debía darle 2 celemines de pan mitad trigo y cebada.

 

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