Al igual que en todo el Valle, en Crespos también había apicultores. En 1752 había 13 pies de colmenas propias de Blas Martínez 5, Ignacio González 1, Francisco Antonio Díaz 3, Francisca Diez 3 y Ana Maria de Bustillo 1 pie de colmena.
Además de la agricultura, otro pilar en la vida de sus vecinos era la ganadería. El pueblo contaba por aquel entonces con bueyes de labranzas, vacas de huelgo, novillos y novillas, muletos de cría, potros, ovejas, cabras, chibatos, cerdas de vientre y cerdos. Un macho que sirve para la conducción de ollas y un pollino de carga para la conducción también de las ollas. Los peritos del pueblo los valoraban así: Una vaca 12 reales, un novillo o novilla 18, un muleto de recria 18 reales, un pollino de carga para la conduccion de ollas 7 reales y medio y un potro de recria 9 reales, una oveja 3 reales, una cabra 3 reales, un chivato o iguedo 2 reales, una cerda de vientre 6 reales y un cerdo 3 reales.
Todos estos animales estaban repartidos entre los 6 vecinos y 5 viudas que vivían en 1752 en Crespos. Hay que entender como vecino únicamente al cabeza de familia por lo que se entiende que había 6 familias con sus hijos mas las 5 viudas tal vez con los suyos. Todos ellos vivían en las 16 casas habitables que había en Crespos en esa fecha. Por lo tanto había 5 casas vacías en el pueblo. Junto a estas casas había también 2 inhabitables y otras 2 arruinadas.
En Crespos debió haber algún vecino conflictivo ya que para pagar los gastos de un pleito que tuvo el concejo contra este vecino, el pueblo tuvo que pedir un censo redimible o préstamo, de 590 reales al 3% a Don Bernardo Merino, cura beneficiado de Pesquera, debido "a varios excesos que cometió" un vecino de Crespos.
En 1752 Crespos contaba con una tienda de quinquillería, propia de Jacinto Álvarez, cuyos géneros salía también a vender fuera del lugar y los peritos calculaban que ganaría al año 1.800 reales.
También había en su termino una ermita con el titulo de San Miguel.
De los 6 vecinos que tenia el pueblo, uno ya hemos visto que tenia una tienda de quinquillería, Jacinto Álvarez. Blas Martínez, vecino de mas de 60 años, era vendedor de lino durante 4 meses y también labrador durante los 8 restantes, su jornal era 2 reales. Había 2 alfareros: Mateo Lamanillo que se ocupaba todo el año e Ignacio Gonzalez que solo se dedicaba a la alfareria 4 meses, ganando ambos 3 reales y medio. Y por ultimo 2 labradores: Francisco Antonio Diez y José García.
También había un pastor del ganado de pelo y lana llamado Antonio Diez que vivía con su abuela Ángela de Fuente, que ganaba de soldada o salario 11 fanegas de centeno.