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El interrogatorio en Consortes se realiza el 7 de Septiembre de 1752 por el señor Don Felipe López de Irús. Ante él comparecen Juan y Miguel González, nombrados peritos por el regidor para contestar a las 40 preguntas del interrogatorio. Esta también presente Don Carlos de la Peña, cura capellán en Consortes y beneficiado de Cidad de Ebro donde tenia su residencia.

Consortes en 1752 era realengo, pertenecían al Rey, al igual que los demás pueblos que formaban el Valle de Manzanedo (Cidad, Vallejo, Arreba, Crespos y Población estaban dentro del Valle de Hoz de Arreba que pertenecía al Marques de Cilleruelo). Es a Su Majestad a quien pagan los Derechos Reales. Todos los pueblos del Valle de Manzanedo pagaban conjuntamente, mediante un encabezo al rey. A Consortes le correspondía pagar: de sisas 90 reales, de Alcavala 37 reales y medio y 54 de centena.

Consortes tenia una superficie de 700 varas (584 metros) de norte a sur y 1.000 varas (835 metros) de este a oeste. De circunferencia como 2.700 varas (2.254 metros) que se "pueden rodear en media hora de andadura". Además, poseía otro pedazo de termino comunero llamado de Herrera, de 1000 varas de largo y 400 de ancho, en el que tenían el mismo aprovechamiento los pueblos de Landraves y San Miguel, y con San Miguel, otro sitio que se nombra Fuentes, de longitud 1.000 baras y de ancho 500, aunque solo servia para pasto y roza del común.

En el termino de Consortes únicamente había un nogal, 4 cerezos, 2 manzanos y algunos ciruelos. Según los peritos habría como 30 fanegas de sembradura de tierra labrantía, 3 y media de primera calidad, 16 de mediana bondad y el resto de inferior. En estas tierras labrantías, los vecinos de Consortes plantaban trigo, centeno, cebada, habas, yeros y avena. Cada fanega de sembradura producía:
En las de primera calidad, el primer año 5 fanegas de trigo, otras 5 el segundo de habas, el tercero 4 de centeno o comuña y el cuarto descansa.
En las de segunda calidad, el primer año 3 fanegas y media de trigo, 3 de cebada el segundo y descansa el tercero.
Y en las de inferior calidad fructifican un año 3 fanegas de cebada o ricas, otros 3 de avena y el tercero descansa.

Y no solo había que labrar la tierra para subsistir sino que había que pagar el diezmo, que era de cada 10 fanegas una. Había diezmos mayores, y menores o de San Juan , que incluían las crías, queso, lana y demás. La tercera parte de todos los diezmos se los llevaba el Arzobispado de Burgos y las otras dos partes Don Carlos de la Peña, el cura párroco de Consortes y beneficiado del de Cidad. Don Carlos además, percibía las primicias (antiguo tributo de los primeros frutos de la tierra que posteriormente se estableció en una cantidad fija de celemines). Cada vecino debía darle 2 celemines de mitad trigo mitad cebada.

Al igual que en todo el Valle, en Consortes también había apicultores. En este caso todos los 20 pies de colmenas eran propiedad de los herederos de Francisco de Rosales, vecino de Consortes ya fallecido en ese año. Estas colmenas les reportaban anualmente unos 3 reales y medio cada una.

Además de la agricultura, otro pilar en la vida de sus vecinos era la ganadería. El pueblo contaba por aquel entonces con bueyes de labranza, muletos de recriar, su útil de cada año lo calculaban en 50 reales, una novilla en 6 reales y también había ganado menudo de pelo agudo y lana, cerdos para el consumo de sus casas y cerdas para criar, su útil de cada una lo estimaban los peritos en 7 reales. Cada oveja, carnero, borro, cabra, castrón y chivo a real y medio al año.

Todos estos animales estaban repartidos entre los 5 vecinos que vivían en 1752 en Consortes. Hay que entender como vecino únicamente al cabeza de familia por lo que se entiende que había 5 familias con sus hijos. Todos ellos vivían en las 6 casas habitables y una arruinada de que se componía el pueblo, por lo que una de las habitables estaba vacía. La que estaba arruinada era propiedad del Duque de Frías.

De los 5 vecinos, 3 eran canteros: Miguel y Francisco González y Francisco de Rosales y ganaban 4 reales al día. Todos ellos también se dedicaban lógicamente al cultivo de sus labranzas, por lo que se les consideraba canteros y labradores mixtos. Además vivía Pedro de Rosales que únicamente se ocupaba de la labranza de sus tierras por lo que ganaba unos 3 reales al día.
Francisco González tenia mas de 60 años y para ayudarle en las tareas del campo contaba con su hijo mayor al que calculaban que pudiera ganar al año 120 reales.

 

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